En verdad al principio era una aventura ... pero terminó siendo un paseo de lujo, en coche Pullman con guías especializados, equipo especial para montaña (léase bastones ... sí bastones !!!), alojamiento en cabañas a la vera del Río Cebollatí (luna llena que se reflejaba en las plácidas aguas del río), cena y almuerzo en el parador que trabajó para nosotros, preparando carnes autóctonas (Carpincho) y regreso descansado de todo el mundo.
Algunos fueron por su cuenta: Horacio y Graciela y Gastón y Silvana (G&S sólo por el día a la Quebrada nada más pero fue un emotivo reencuentro con ellos para estas actividades).
Debemos establecer que realmente valía la pena y explica porqué Silvia Mance repitió la experiencia de la Quebrada a pesar de que había acampado en ella este mismo año.
sábado, 21 de junio de 2008
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